A Maya le ha gustado observar el cielo nocturno desde
siempre. Ver las estrellas decorando el oscuro cielo, rodeando a una luna
brillante y hermosa. Ahora, viendo el cielo desde la ventana de su habitación
no podía evitar odiarlo. La luz de la ciudad ocultando la belleza de aquel
brillo distante que había acompañado sus sueños en su infancia. La luna apenas
visible entre los altos edificios que luchaban por alcanzar la altura de aquel
hermoso astro.
Maya ama el cielo nocturno, la luna y las estrellas, pero el
resto del mundo prefiere la luz artificial creada por su amada tecnología
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